Desde pequeño
me ha parecido terriblemente injusto que se nos pida elegir una carrera a los
18 años, a esa edad apenas eres consciente del mundo a tu alrededor, de tus
limitaciones y gustos y, sin embargo, es increíble la cantidad de posibilidades
que se ciernen ante nuestros ojos es inmensa; fue ahí cuando comencé mis
estudios como Radiólogo donde, sin duda, aprendí muchísimo y conocí maneras de
pensar enfocadas en la inmediatez y en la frialdad de razonamiento, fui testigo
del ambiente en la sala de urgencias y de la importancia del trabajo colectivo para
salvar la vida de alguien que lo necesita.
Sin embargo, a pesar de todo lo
aprendido, había una parte de mí que decía que estaba ansioso por conocer más
del mundo, de su estructura, de la vivencia de cada uno de sus individuos; fue
ahí cuando, con base en mi interés por las lenguas, a la edad de 21 años decidí
inscribirme en la carrera de Letras Hispánicas, invadido de mucha incertidumbre
y ganas de aprender.
Entrar a la carrera fue todo un shock,
no sabía en que enforcarme y, sin embargo, sabía que estaba en el lugar
correcto; la información me inundaba a montones y, de entre todos los enfoques,
la enseñanza del español ya comenzaba a decantar mi naciente interés por la
lingüística de la mano de la maestra Gaby Camberos, la mejor maestra que podría
haber tenido. Desde ese momento, no pude más que continuar en el estudio de la
lengua que, espero, pueda continuar con una maestría y un doctorado.
He
encontrado profesores diversos que han sabido presentar un reto académico, eso
ha sido suficiente para ayudarme a descubrir mis verdaderas pasiones: la
literatura para infancias, la literatura jalisciense del siglo XIX, la investigación
lingüística, el aprendizaje de cada vez más lenguas, la filología, el diseño
editorial y la perspectiva de género son los pilares que me han ayudado a enfocar
mi formación de la manera que más me satisfaga.
Y, aunque me gustaría decir que el
viaje a sido miel sobre hojuelas, he encontrado más problemas de los que una
vez supuse; descubrí que mi interés por las lenguas no empata tan bien con las
clases de literatura que, para mi mala suerte, son la mayoría en la carrera, dejando
poco espacio para las materias de investigación lingüística que son mi
verdadero fuerte. En segundo lugar, tal vez un poco más grave, encontré el poco
o nulo interés de una parte de la plantilla docente por mantener una verdadera
experiencia de aprendizaje durante sus cursos, generando dinámicas no muy
agradables para los alumnos y que, sumado a los detalles burocráticos
implícitos en la logística de cualquier organización, han hecho que gran parte
del alumnado pierda el interés por la carrera.
No sería justo mencionar mi paso por
la carrera sin hacer presente el esfuerzo que seguimos haciendo muchos y muchas
de las alumnas de la carrera por mantener vivo el interés personal más allá de
las cuestiones técnicas de la academia, que intenta mantener a la literatura y
a la lengua en una vitrina; hoy más que nunca me queda claro que somos
nosotros, todos y todas, los que las nutrimos al arte desde nuestros distintos
sentires y pensares. Estoy seguro de que gran parte de las reflexiones que me
han marcado como estudiante han sido por parte de alumnos fabulosos, que saben
anteponerse ante las circunstancias de la academia y les dan vida a las letras
día con día.
Hoy no imagino mi vida sin las letras, sin haber conocido el estudio de la lengua; estoy fascinado e intrigado por partes iguales, creo que he llegado más lejos de lo que alguna vez podría haber imaginado y me gustaría saber a dónde más puedo llegar si trabajo codo a codo con mis compañeros.
Comparto contigo el sentimiento sobre la carrera, al igual que tú tampoco sabía cuál era el camino, aún así, es fascinante leerte. Un abrazo
ResponderEliminarMuchísimas felicidades por decidir y continuar con tu camino, me alegra que hayas encontrado amor por la carrera y que ahora se haya vuelto parte de ti.
ResponderEliminarHola Emmanuel, bien lo has dicho, esta carrera requiere que el estudiante continuamente se motive por mano propia, te deseo el mayor éxito.
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